El 30 de marzo de 1941 debuta en la primera de San Lorenzo de Almagro, en el campeonato argentino, Rinaldo Fioramonte Martino.
Llego a Boedo casi de casualidad ya que los dirigentes fueron a la ciudad de Rosario a buscar a Waldino Aguirre pero terminaron contratando a Martino porque quedaron fascinados por el nivel mostrado.
Jugaba en la posición de, como se conocía en aquella época, entreala izquierdo y fue autor de 164 goles en 245 partidos, cifras que ponen de manifiesto su grandeza convirtiéndolo en el tercer goleador de la historia azulgrana, detrás de Jose Sanfilippo y Diego Garcia. En sus primeros 12 meses anoto 12 goles y en 1945, 1946 y 1947 marco 18 en cada temporada. Se fue del club en el año 1948, año en el que no jugo todos los partidos debido a la famosa huelga de profesionales.
En 1946 integro ese trío fantástico que logro el segundo titulo del club en la era profesional y que se pronunciaba de memoria: Farro, Pontoni y Martino, entre los tres, además de escribir una de las páginas mas doradas del futbol argentino anotaron 56 de los 90 goles que hizo el equipo aquel año.
Apodado Mamucho, supo también enamorar al publico europeo tras la exitosa gira por España y Portugal, hasta el General Franco, Jefe del Estado Español, quedo impresionado por su atributos con el balón y lo felicito por su destreza. Tan imaginable como lógico, su elegante juego lo llevo a vestir la casaca nacional entre 1942 y 1946, y también jugo para el seleccionado italiano. Con la Selección Argentina gano el Campeonato Sudamericano de 1945 disputado en Chile, torneo en el que le convirtió un gol histórico a Uruguay, tan impresionante fue ese tanto, definido como “Gol de América”, que luego de los 90 minutos lo sacaron en andas de la cancha.
Por si fuera poco, y como si faltara algún argumento para agrandar su trayectoria, defendió los colores de la poderosa Juventud, con la que obtuvo un campeonato en su primera temporada en Italia. Luego paso por el Nacional de Montevideo ganando dos títulos y finalizo su carrera en Boca Juniors.
Un fino a la hora de trasladar la pelota, un cerebral en el momento de la definición, un caballero que prefería no tirar caños por respeto y un tremendo goleador a la hora de cabecear.
Rinaldo Martino, simplemente, uno de los mejores jugadores de futbol de la rica historia sanlorencista.
Llego a Boedo casi de casualidad ya que los dirigentes fueron a la ciudad de Rosario a buscar a Waldino Aguirre pero terminaron contratando a Martino porque quedaron fascinados por el nivel mostrado.
Jugaba en la posición de, como se conocía en aquella época, entreala izquierdo y fue autor de 164 goles en 245 partidos, cifras que ponen de manifiesto su grandeza convirtiéndolo en el tercer goleador de la historia azulgrana, detrás de Jose Sanfilippo y Diego Garcia. En sus primeros 12 meses anoto 12 goles y en 1945, 1946 y 1947 marco 18 en cada temporada. Se fue del club en el año 1948, año en el que no jugo todos los partidos debido a la famosa huelga de profesionales.
En 1946 integro ese trío fantástico que logro el segundo titulo del club en la era profesional y que se pronunciaba de memoria: Farro, Pontoni y Martino, entre los tres, además de escribir una de las páginas mas doradas del futbol argentino anotaron 56 de los 90 goles que hizo el equipo aquel año.
Apodado Mamucho, supo también enamorar al publico europeo tras la exitosa gira por España y Portugal, hasta el General Franco, Jefe del Estado Español, quedo impresionado por su atributos con el balón y lo felicito por su destreza. Tan imaginable como lógico, su elegante juego lo llevo a vestir la casaca nacional entre 1942 y 1946, y también jugo para el seleccionado italiano. Con la Selección Argentina gano el Campeonato Sudamericano de 1945 disputado en Chile, torneo en el que le convirtió un gol histórico a Uruguay, tan impresionante fue ese tanto, definido como “Gol de América”, que luego de los 90 minutos lo sacaron en andas de la cancha.
Por si fuera poco, y como si faltara algún argumento para agrandar su trayectoria, defendió los colores de la poderosa Juventud, con la que obtuvo un campeonato en su primera temporada en Italia. Luego paso por el Nacional de Montevideo ganando dos títulos y finalizo su carrera en Boca Juniors.
Un fino a la hora de trasladar la pelota, un cerebral en el momento de la definición, un caballero que prefería no tirar caños por respeto y un tremendo goleador a la hora de cabecear.
Rinaldo Martino, simplemente, uno de los mejores jugadores de futbol de la rica historia sanlorencista.
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